El verano es una estación fantástica, pero también tiene sus riesgos en tu salud bucodental. El calor, las vacaciones, algunas actividades veraniegas, la comida típica estival y el relajo en los hábitos, conllevan algunos riesgos para tus dientes y encías. Por ello, hoy te ayudamos a estar alerta también en agosto:

Las caries campan a sus anchas

Helados, cervecitas, picoteo y «pescaíto frito» son tentaciones muy presentes en verano. Estamos fuera de casa mucho más que en invierno y todavía son pocos quienes llevan consigo su cepillo de dientes. Los refrescos y bebidas azucaradas también contribuyen a que proliferen gérmenes, aumente el sarro y se multiplique el riesgo de padecer caries.

Y, por supuesto, si los adultos no estamos libres de este riesgo, menos lo están los niños que, en verano, están mucho más expuestos a golosinas y caprichos.

Por todo ello, nuestra recomendación es clara: trata de evitar lo máximo posible picotear entre horas, abusar de alimentos azucarados y procura lavarte los dientes después de cada comida. Además, es bueno que intentes controlar el consumo en los niños de productos azucarados y que trates de hidratarlos frecuentemente con agua y zumos naturales, a la vez que  no descuidar su higiene con un buen cepillado.

Peligro de dientes rotos

Las piscinas, playas y trampolines son escenarios donde es fácil ver golpes y caídas. Muchas de ellas terminan con fracturas de dientes y lesiones en la boca.

Los peques, especialmente, desean estar en movimiento en todo momento. La actividad es siempre buena, pero entraña riesgo de caídas. Si estas se producen, y tienen como consecuencia la rotura de un diente, guarda el fragmento fracturado y acude a la máxima brevedad al dentista.

Y si practicas algún deporte donde el contacto físico sea intenso, no lo dudes: utiliza un protector dental.

¡Cuidado con el agua de las piscinas!

El cloro y demás productos utilizados en las piscinas pueden ocasionar acumulaciones de sarro, así que, si nadas con frecuencia, procura lavarte los dientes con esmero.

Aprovéchate de las frutas del verano

No todo es malo para los dientes en verano: la sandía y el melón nos aportan agua e hidratación y nos ayudan a cuidar de la salud bucodental, al igual que algunos pescados y mariscos. Por su parte, los lácteos nos ofrecen calcio y vitaminas A y B. Si además procuras evitar el consumo de alcohol y tabaco y no descuidas la higiene dental, lograrás salvar el verano con unos dientes en perfecto estado.

¡Todavía queda verano! Disfrútalo todo lo que puedas y recuerda cuidar tu boca.