¿Hasta qué punto la boca y la autoestima están relacionadas? Hoy descubriremos que, en realidad, más de lo que pensamos. La imagen de una persona que se lleva la mano a la boca a la hora de hablar o sonreír es mucho más frecuente de lo que podemos imaginar. Es un reflejo casi automático en muchas personas cuya autoestima no es buena. ¿Los motivos? Pueden ser de origen muy diferente, pero por resumir, los podemos concretar en dos aspectos fundamentales:

  • Causas meramente físicas. Una boca en mal estado, dientes apiñados, oscuros o llenos de caries, provocan complejos en sus dueños y dueñas. Pero no sólo en esos casos, ya que dientes muy separados, o muy pequeños, o, por el contrario, muy grandes, la falta de piezas dentales, o dientes rotos, entre otras variables, consiguen que sean muchas las personas que no se sientan a gusto con sus bocas y terminen por avergonzarse de ellas. Además, mandíbulas prominentes, problemas con las encías o, incluso, mal aliento o halitosis, también se suman a este gran listado de motivos para no querer mostrar la boca e intentar ocultarla.
  • Causas psicológicas. Cuando alguien no confía en sí mismo/a y cree que no tiene nada que aportar porque no vale nada, en demasiadas ocasiones opta por no hablar. O, cuando no le queda más remedio que hacerlo, termina dejando caer de su boca palabras a un volumen tan bajo que resultan casi inaudibles. O, incluso, llegan a taparse inconscientemente la boca en un acto reflejo que redunda aún más en ese mensaje subliminal que reza «no tengo nada interesante que decir».

No es exagerado afirmar que un problema bucal puede desembocar en un trastorno psicológico. Cuando no nos gusta una parte de nuestro cuerpo, tratamos de ocultarla. Si esa parte es la boca, evitamos hablar. Si evitamos hablar, reducimos o dejamos de tener contacto con los demás, nos aislamos, perdemos oportunidades de socializar. Se incrementa el nerviosismo, el estrés y con ello, aparecen o aumentan dolores de cabeza, tensión muscular, ansiedad, etc.

Si bien en Clínica Dental Naturdent no somos especialistas en psicología, sí somos expertos en los efectos psicológicos que produce un buen tratamiento dental. Y sabemos bien que, como todo complejo físico, el de la boca también mengua la autoestima. Además, al igual que los ojos o el rostro, la boca es una de las partes del cuerpo que más se mira, lo que provoca aún más el aumento del complejo ya que la persona se siente observada y su mente comienza a rumiar pensamientos negativos que no le benefician como: «Ya me está mirando la boca», «se habrá fijado en que me falta un diente», «estará pensando que qué boca más fea tengo», etc. etc.

En muchas ocasiones, como muchos otros complejos, no hay una causa real y objetiva, sino más bien, una visión muy negativa de uno/a mismo/a. Además, lo que para alguien puede ser un complejo, para otra persona es causa de admiración. Por ejemplo, quienes tienen los dientes pequeños son envidiados por aquellos que aborrecen sus dientes grandes… Y viceversa. Sin embargo, en muchos otros casos, un tratamiento sencillo y localizado, como puede ser la ortodoncia o, incluso, un blanqueamiento de dientes o una limpieza dental, puede solucionar por completo el problema y, no solo devolver la sonrisa a la persona, sino terminar con el gesto de ocultar la boca.

Por ello, una vez más, insistimos: cuida tu boca, extrema la higiene y acude a tu dentista de forma periódica: una boca sana es esencial para sumar salud, pero también autoestima.

 

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