Sentir frío o  calor en la boca es normal, pero cuando nuestros dientes nos duelen si tomamos un alimento frío o demasiado caliente es muy posible que padezcamos sensibilidad dental. Pero, ¿por qué se produce ese dolor en nuestros dientes ante el frío o el calor? Un reciente estudio acaba de descubrir la causa: tenemos «culpables» con nombres tan interesantes como TRPC5 y odontoblastos. Te contamos los detalles, como siempre, empezando por el principio.

¿Qué es la sensibilidad dental y qué provoca?

La sensibilidad dental es un problema muy frecuente capaz de convertir una comida en una tortura. Siendo más específicos y rigurosos, se trata de un trastorno que provoca un dolor agudo en los dientes cuando estos entran en contacto con un alimento muy caliente o frío, o incluso ácido o dulce. Es ese rechinar de dientes tan desagradable que nos produce tanto dentera, como dolor.

¿Cuáles son las causas de la sensibilidad dental?

La sensibilidad dental se debe a una sobreexposición de la dentina, la capa del diente que está recubierta por el esmalte. ¿Y cuándo queda la dentina expuesta? Por simplificar, esto ocurre en dos ocasiones:

  • Cuando el esmalte está desgastado.
  • Cuando nuestras encías se han retraído tanto, que dejan asomar la siguiente capa del diente… que es la dentina.

¿Qué es la dentina?

Se trata de una capa blanda y además, porosa, que envuelve la pulpa, la parte del diente donde se encuentra el nervio. Está formada por millones de agujeros muy, muy pequeños por los cuales se transmite un estímulo cada vez que comemos algo. Si ese alimento está muy frío, caliente, dulce o ácido, esa sensación también se cuela por esos agujerillos hasta alcanzar el nervio. Si el esmalte no ha hecho su papel de barrera, el estímulo puede ser excesivo para el nervio, que siente una especie de punzada.

¿Qué podemos hacer para evitar la sensibilidad dental?

En primer lugar, como tantas otras veces, lo mejor es prevenir:

  • Procura desterrar los cepillados de dientes demasiado agresivos ya que tan solo provocan una recesión de las encías y un desgaste acelerado del esmalte.
  • Utiliza pastas dentífricas adecuadas para combatir la sensibilidad dental.
  • Evita también un consumo excesivo de bebidas y comidas ácidas y apuesta por una dieta saludable.
  • Si tienes la costumbre de rechinar los dientes, procura evitar esta práctica, ya que provoca el desgaste del esmalte. Esta situación puede mejorar con una férula de descarga recomendada y diseñada por tu dentista.
  • Si vas a hacerte una limpieza dental, asegúrate de hacerlo con un/a profesional de la odontología certificado/a, ya que algunas limpiezas pueden resultar demasiado agresivas para tu esmalte.
  • Si detectas síntomas de sensibilidad dental, ni lo dudes: acude a tu dentista. Te podrá aconsejar qué hacer en tu caso en particular.
  • En casos extremos, existe la posibilidad de efectuar un tratamiento sellador o, incluso, una intervención quirúrgica.

Novedades en la investigación: ¿Por qué se produce dolor en los dientes ante el frío o el calor?

Precisamente a esta pregunta es a lo que da respuesta un reciente estudio elaborado por la Universidad de Alcalá (Madrid) publicado en la revista Science Advances. Este informe concluye que el origen de este particular dolor se encuentra en la proteína TRPC5, encargada de transmitir los estímulos a los dientes, y en los odontoblastos, que son las células responsables de producir dentina.

Este estudio ha logrado descubrir que los odontoblastos, además de fabricar dentina, cuentan con capacidades sensitivas, lo que podría explicar por qué sentimos dolor cuando tomamos algo demasiado frío o caliente. Para llegar a esta afirmación, el equipo de investigadores de la Universidad de Alcalá ha realizado pruebas a ratones modificados genéticamente con diferentes déficits de ciertas proteínas. En él, comprobaron que a aquellos ratones que les faltaba la proteína TRPC5, no sentían el frío ni reaccionaban ante él, lo que parece demostrar la tesis de que esta proteína es la responsable del dolor tras el contacto con un elemento frío o caliente.

Y, ahora, ¿cuál es el siguiente paso?

No es otro que comprobar que lo que les ocurre a los ratones, también pasa a las personas y, tras esa confirmación, se abriría la puerta para desarrollar nuevos dentífricos capaces de bloquear esta proteína. Pero todavía es pronto para saberlo con certeza. Queda seguir investigando. Mientras tanto, como siempre, ¡cuida tu boca!

 

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