Es más que habitual encontrarnos con personas cuyas encías están retraídas, dejando asomar el nacimiento o raíz de los dientes. Si buscáramos una comparación, es como si las encías fueran un vestido que se hubiera encogido y, como resultado, el traje nos queda pequeño y no nos cubre los dientes: ¿Por qué pasa esto? ¡Buscamos respuestas!

¿Qué causa que las encías se retraigan?

Entre los motivos para que las encías se contraigan de esta manera, se encuentran los siguientes:

  • Nos cepillamos los dientes con excesiva fuerza y, lavado a lavado, como si fuese una gota de agua horadando la roca, el esmalte desaparece y nuestras encías van, poco a poco, retirándose.
  • El cepillo que utilizamos es demasiado duro, lo que termina por dañar nuestra encía.
  • Nuestra higiene dental es mala, se acumula la placa y el sarro y ganan terreno en detrimento de la encía.
  • Tenemos dientes que sobresalen o no se encuentran en una posición correcta, ejerciendo una presión constante sobre la encía.
  • Padecemos enfermedades periodontales como la periodontitis o la inflamación crónica de las encías, que ocasionan infecciones que producen daños en las encías y huesos, provocando que los dientes queden menos sujetos y bailen más. Como consecuencia, el peligro es mayor tanto para las encías, como para huesos y dientes.
  • Bruxismo: cuando rechinamos los dientes con demasiada frecuencia o intensidad, presionamos la encía sometiéndola a un estrés excesivo.    
  • Un frenillo muy desarrollado es en ocasiones la causa de que la encía se retire.
  • Piercings en la zona bucal que impactan en la encía dañándola.
  • Tenemos el mal hábito de fumar cuando, una vez más, el tabaco no ayuda tampoco a conservar la salud de nuestras encías.

¿Cuáles son los riesgos de perder parte de las encías?

Quizá, en un primero momento, pueda parecernos que la gran desventaja de la retracción de las encías es meramente estético, pero va más allá.

  • Una de las funciones de las encías es cubrir y proteger nuestros dientes, de modo que si perdemos esa capa protectora, nuestras piezas dentales quedarán más expuestas y, con ello, el riesgo de perder una pieza crece exponencialmente. Las encías ayudan a que nuestros dientes estén unidos al hueso y su falta hace que esta unión peligre.
  • Además, dejar la raíz al descubierto ocasiona problemas de sensibilidad dental, riesgo de abrasión y más predisposición a tener caries en la raíz.

¿Cuándo y cómo ocurre la retracción de las encías?

Se trata de una afección muy común y se manejan cifras que estiman que el 50% de la población adulta lo padece. Sin embargo, la edad es un factor que debemos tener en cuenta y cuantos más años acumulamos, más posibilidades sumamos de padecer enfermedades gingivales y encontrarnos con que nuestras encías estén retraídas.

Estas recesiones pueden apreciarse de manera general en toda la boca, pero lo más frecuente es que afecten solo a uno o varios dientes.

¿Puedo hacer algo para que mis encías vuelvan a crecer?

Lamentablemente, no: una vez que las encías han disminuido su tamaño, no vuelven a crecer, por ello es tan necesaria la prevención y ser consciente de que estás a tiempo de frenar su deterioro.

Tan solo en casos extremos en los cuales la recesión de las encías es muy avanzado, se puede plantear efectuar diversas técnicas de cirugía plástica periodontal, como el rapado y alisado abierto, la regeneración o el injerto de encía. Esta última técnica es efectiva, pero también conlleva un proceso largo y con molestias, con lo cual, solo se hará en aquellos casos graves en los que sea estrictamente necesario.

¿Qué podemos hacer para evitar las encías retraídas?

  • Es importante que conozcamos con detalle cómo debemos lavarnos los dientes. Es una acción que llevamos años y años, décadas, haciéndola al menos dos veces al día y, quizá por ello, en ocasiones no le damos la importancia que tiene. Recordar cómo hay que lavarse los dientes correctamente, nos ayudará a cuidar nuestra boca… y nuestras encías.
  • Realiza el cepillado con suavidad, elige un cepillo adecuado a las características de tu boca y nunca te decantes por un cepillo excesivamente duro. ¡Mejora tu técnica!
  • Cuando te pases el hilo o cinta dental, hazlo con cuidado, asegurándote de que llegas a todos los recovecos de tus dientes, pero sin brusquedad.
  • Utiliza una buena pasta de dientes con flúor y específica para salud gingival.
  • Acude a tu dentista para valorar tu situación, identificar la causa o causas específicas que provocan la recesión de tus encías y poner medidas.
  • Entre ellas, quizá te aconseje un raspado y un alisado radicular, técnicas que persiguen eliminar la placa y el sarro y alisar las raíces de tus dientes con el fin de que resulte más sencillo a tus encías adherirse de nuevo a ellas.
  • Realiza limpiezas dentales periódicas para así evitar la acumulación de sarro y bacterias y, con ello, el riesgo de enfermedades periodontales, caries, etc.
  • Apuesta por la ortodoncia para lograr que tus dientes estén alineados y no opriman tus encías.
  • Si tu problema es el frenillo, valora con un profesional las opciones que tienes a tu alcance.
  • Si sabes que tus encías son sensibles, cuídalas siguiendo estos consejos.
  • Evita los piercings en tu boca… y si ya los tienes, valora el retirarlos.
  • Mantén revisiones periódicas con tu dentista para controlar la evolución.

Y, como siempre: cuida tu boca con mimo. Merece la pena.

 

Imagen de Gareth Willey en Pixabay